El ultimatum de Anaplastia te ha parecido demasiado serio como para no tenerlo en cuenta. No quieres causarle ningún problema a Audirne, una de las mejores amigas de Anaplastia, la quieres demasiado como para inmiscuirla en el pérfido juego de Ana. Sin decir adios ni dejar una nota, te vas lejos, muy lejos.
Consigues trabajo en una agencia de seguros. Para cualquiera que te vea, puede parecer que estas rehaciendo tu vida poco a poco, pero jamás podrás olvidar la sonrisa de Audi por las mañanas al servirte el desayuno, el olor de su pelo, la suavidad de su piel...
Te vas abandonando día a día, hasta que una tarde, una montaña de envases de comida congelada que guardabas en la cocina se derrumba sobre ti, acabando con tu vida. Precisamente el día en que conseguiste tu mayor logro al vender un seguro de vida a un tal Mcleod, mueres como naciste: sólo y con las pelotas congeladas.