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Te ajustas los cascos y te pones las gafas de sol. Antes de amanecer te miras en el espejo retrovisor. Si no fueras heterosexual y hubieras nacido en el planeta Bry, te enrollarías contigo mismo. Derrochando magnetismo animal, te incorporas a la circulación. Atrás queda ese pequeño asesinato que acabas de cometer. 
 
Decides no coger la autovía, será el primer sitio donde empezarán a buscarte, así que te pierdes entre las innumerables callejuelas que atestan la ciudad. Durante varios minutos, conduces sin rumbo fijo entre almacenes abandonados e imponentes rascacielos imposibles de abarcar con la vista, hasta que el sonido lejano de una sirena te pone en alerta. Tienes que huir del planeta lo más rápidamente posible. Solo hay dos formas de hacerlo.


. Si decides arriesgarte e ir al puerto espacial, ve al post 10

. Si prefieres el anonimato de un vuelo clandestino, ve al post 11