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Le comentas a Chuk, que al del pelo verde se le ha caído en su huida un resguardo del guadarropa en el que dice: "Vale por un artefacto alienígena ilegal". Chuk mira intensamente a todos los que intentan atacarle y acaba con ellos. La calma vuelve al local.


En el guardarropa, un tentáculo rosa os canjea el resguardo. Os entrega una tablilla con las reglas de algo llamado "Cluedo", pero por la parte de atrás, se encuentran unas coordenadas que decidís seguir, llevándoos hasta un enorme oasis en medio de Nideo, el principal desierto de Klam.


Entre centenares de palmeras, pastores nómadas y camellos, os topáis con Zipple, cargando en su nave unos pequeños objetos circulares rodeados por una cuerda.


- Quieto ahí, Zipple - exclama Chuk. - No me obligues a dispararte. Con la grasa que tienes en el pelo capaz de que el rayo rebote en él y mate a uno de estos pobres camellos.


- Comprendo que no quieras herir a tus semejantes - responde el mafioso con sorna - pero no eres el más indicado para criticar mi pelo. Yo al menos no necesito unas tijeras de podar para cortármelo.


- Claro, porque a ti te lo corta tu madre y tiene unas manos grandes y fuertes. Si lo sabré yo, que el otro día fuí a verla al zoo.

Te sientas a descansar bajo una palmera sorprendido por la lucha de insultos que se desarrolla ante tus ojos. Dos horas de expresiones malsonantes, de motes ofensivos, de exabruptos y menciones bochornosas a familiares y amigos después, Zipple se da por vencido y se entrega a Chuk sin oponer resistencia. Pero en lugar de volver con el Ranger Morris y compartir la gloria, te quedas a vivir en el oasis con unas trillizas beduinas que te llevan a la gloria.


FIN