68

Para convencerte de la maldad de Anaplastia, la sigues junto a un grupo de terroristas todo un día, lejos de las cámaras, los flashes y los fans. La amabilidad, las sonrisas, la predisposición a hacerse fotos con sus seguidores, todo fachada. En sólo unas horas pateó a un camarero, insultó a una señora cuyo perro pasó demasiado cerca de ella, tiró un cigarrillo a un bosque e hizo varias barbaridades más que destruyeron la imagen angelical que tenías de ella.


Apenado porque ya no quedan artistas merecedores de admiración, vuelves a tu triste vida sin ninguna emoción.


FIN