- Mujeres como tú son las que hacen que considere la homosexualidad como una opción a tomar - le gritas con la esperanza de que te oiga, puesto que ya va de camino a la puerta a recibir a su "amado". Una vez te has vestido, registras su dormitorio. Le robas las joyas y el poco dinero en metálico que guarda. Sales por la ventana y esperas agazapado entre un montón de huesos a que la feliz pareja entre en el dormitorio, momento que aprovechas para mangarle la astronave al cornudo feliz y dejar atrás ese horrible planeta.
- Me pregunto si los huesos que había en el planeta pertenecieron a otros tipos que Esione se cepilló y no pudieron escapar - las luces de neón de una estación espacial de carretera te saca de tus cavilaciones. Aparcas la nave y, dispuesto a olvidar el disgusto, te gastas hasta el último céntimo con Rocy, una sueca de manos ligeras y suaves que te hace olvidar a cualquier otra mujer.