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Ya has abusado suficiente de Agnes (en el buen sentido). Habéis congeniado durante la persecución y no quieres exponerla a ningún peligro. Le das las gracias y le dices que se vaya al bingo o a acariciar gatos (tareas típicas de las ancianas). Es hora de entrar en el sex-shop. Desde fuera parece cerrado, la única opción que tienes es colarte por una ventana trasera que por fortuna se han dejado abierta. Caes en una especie de almacén, está demasiado oscuro para asegurarlo. Tanteando la pared en busca del interruptor de la luz empujas un consolador doble gigante de tres metros de altura usado en alguna promoción (por mucho que quieras pensar lo contrario) que cae a gran velocidad sobre ti. Por suerte la función vibrador no estaba activada y te golpea la parte dedicada al "agujero negro", cuyo volumen es inferior al tronco principal. Caes sin conocimiento al suelo. El dependiente te encuentra al día siguiente y te esclaviza aprovechando los artículos sado que vende en su tienda. Sin documentación, habiendo cometido un delito, siendo WASP, no puedes acudir a ninguna asociación que defienda tus derechos, estás en sus manos. Durante los proximos diez años trabajarás como actor porno amateur en producciones ilegales con un sueldo de risa.


FIN