41

Parece mentira, pero el desierto es enorme. Tras un par de horas vagando sin rumbo fijo, una tormenta de arena cae sobre ti repentinamente, nublando tu vista, lo que te obliga a detenerte. Una vez que el viento se ha calmado abres los ojos y ves cómo el paisaje árido por el que te arrastrabas ha sido sustituido por un area residencial de una ciudad cualquiera de principios del siglo XXI. Estás en medio de una plaza, rodeado por pequeños edificios de no más de tres plantas. Algo en tu interior te impulsa a ir al que tienes enfrente. En la planta de abajo hay un bar al que te sientes tentado de entrar a tomarte unas cañas, pero el prohibitivo precio de estas te echa atrás, así que subes las escaleras hacia el segundo piso. Una vez ante la puerta dudas si llamar al timbre, cosa que no te hace falta hacer porque con un ligero chirrido esta se abre y aparece ante ti un joven. No sabrias decir si guapo o no, no "entiendes".


- Hola Jim - te dice mientras sonríe afable. - Soy tu creador.


La revelación te deja en estado de shock, pero de pronto todo empieza a encajar.


- Tío, lo de la vieja fue repugnante. Estás enfermo, ¿eh?- y le das una colleja bien fuerte por no haberse esforzado más.


Como compensación por todo lo que te ha hecho pasar, te quedas a vivir en su casa.


FIN