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No te asusta lo que una estrella del pop pueda hacerte, le dices que dejarás a sus amigas en paz pero llamas a la rubia de todas maneras. Quedáis para tomar un café en una cafetería del centro, de la cual te llama la atención que no haya apenas nadie a las cinco de la tarde, salvo Abela, una de las veinte maquilladoras de Anaplastia y la única que te ha robado el corazón. Pasáis un rato agradable entre arrumacos y confidencias, hasta que un grupo de hombres ataviados con anticuados trajes entran en el local. Los pocos clientes que había y los camareros salen corriendo. Uno de los trajeados se adelanta para hablar con vosotros. Te fijas en que tiene una fea cicatriz a lo largo de su mejilla derecha.

- Anaplastia te dejó bien claro que no tuvieras contacto con ninguna de sus conocidas - su voz es grave y rasposa como si se hubiera fumado un paquete de celtas minutos antes.

- ¿Cómo nos han encontrado? - pregunta Abela asustada. Se ve que los conoce de antes.

- Tendrías que saber que Ana tiene todos los teléfonos de sus amigas y empleadas pinchados, señorita Karol. Sr J, ahora va a pagar el haber desobedecido las ordenes de A.

Desesperado, utilizas un viejo truco que has visto en innumerables películas.

- No me haga nada. Le pagaré el doble. No , ¡el triple!

- Muchacho, ¿has visto las perolas de Anaplastia? Por mí como si nos pagara con palomitas de maíz, uno no se puede negar a las órdenes de una mujer con ese par de tetas.

Lo ves todo perdido. Buscas la mirada de consuelo de Abela antes de la paliza que te espera, pero por contra te mira con una seguridad turbadora y no porque a ella no le vayan a partir la cara, como piensas, sino porque en ese mismo instante, decenas de jóvenes con kimonos blancos atraviesan puertas y ventanas y se enzarzan en una cruenta pelea con los sicarios de Ana.

Abela y tú aprovecháis para salir de allí sin que os descubran. Una vez estáis en lugar seguro, Abela te confiesa que es una agente encubierta de una extravagante organización que busca terminar con la carrera musical de Anaplastia, entre otras artistas de renombre. Por amor, te unes al grupo y juntos planeáis vuestra venganza final contra la mujer que ha estado a punto de matarte.