Corres sin mirar atrás hasta que abandonas la ciudad. La noche te pilla descansando bajo una árbol. No notas un descenso apreciable de la temperatura ambiente, pero no importa. Enciendes a la androide y te preparas para gozar. Lo que no esperabas es que un espeso manto de nubes te recubriera y te teletransportara a una dimensión solitaria, donde no existe nada, ni siquiera la nada. De pronto escuchas una voz:
- Tranquilízate, Jim, ha sido el ojo de Agamotto (TM) el que te ha traído hasta aquí. Tu inaudito apetito sexual no tiene igual en todo el universo conocido, ni siquiera en el planeta Hustler. Eres un peligro para el universo. Si te dejáramos libre... mejor no te digo lo que podría ocurrir pero para que te hagas una idea, sería muy pegajoso. Para evitar la catastrofe permanecerás en esta dimensión baldía hasta que logres controlar tu líbido.
La misteriosa voz desaparece. No vuelves a escuchar a nadie en los 45.000 años que permaneces en ese limbo. El ojo de Agamotto, cansado de que le gorronees las cervezas, te deja libre.
Sin las ataduras místicas de la dimensión baldía, la líbido acumulada durante milenios se desata de golpe, explotando tu cuerpo en una lluvia de feromonas que se esparce por las galaxias, llevando el amor y la concordia a todos los pueblos.