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Ya que has matado a un hombre, lo que menos te importa es saltarte un semáforo. Por desgracia, la desvencijada ranchera está equipada a la última: sistema de preservación de la vida en caso de accidente, GPS, conducción automática, asientos abatibles y una pegatina que dice: "Papá, no corras", de la cual sale un rayo que te paraliza al detectar que has infringido la ley. Apenas sientes nada cuando te estrellas contra el muro de una fabrica de profilácticos.


Una muestra más de que el crimen no paga. Recuerda, Roger Morre dice: no tengas hijos, luego te llenarán el coche de pegatinas asesinas.


FIN