No has visto "El diario de Bridget Jones" 8315 veces para dejar ahora que otra persona se quede con tu chica. Lucharás por ella aunque tengas que ponerte un ajustado mono azul de licra y tengas que darle de hostias al novio con un palo de gomaespuma.
Con porte digno, te diriges hacia la ventana en espera de que vuelva Esione. Fuera hace un día espléndido, incluso las calaveras parecen felices. La puerta se abre con un ligero chirrido pero no te mueves un centímetro.
- Esione, ¿quién es este tipo? - vaya, tiene voz de pito, no puede ser muy peligroso. Una vez más te equivocas en tus percepciones, la gigantesca visión de una mole de dos metros más desarrollado que el miembro sexual de un bantú, te deja perplejo.
- Soy Jim encantado - le tiendes la mano pero él la ignora. No serás tú el que le obligue a dártela.
- No es lo que parece, querido- interviene Esione con la calma de una regata en un vaso de agua. - Este hombre pasaba por aquí y vino a pedirme un poco de sal.
Te parece la excusa más estúpida que has escuchado nunca, ni siquiera tu ex-mujer se la creyó cuando os pilló a tu compañera y a ti haciendo "practicas de cacheo". Luego está el hecho de que después de todo lo que le has dado, te haya despreciado de la peor manera.
Cabizbajo, abandonas el edificio sin que el novio te haga nada, bastante ocupado está en hacerle cosas a Esione.
Vagas por el planeta hasta que un día llegas a la orilla de un lago. Te sientas en una roca que parece cómoda y a partir de entonces dedicas tu vida a meditar sobre las mujeres.