12

En cuanto ves el brillo del sol reflejado en el cañón de la escopeta que empuña uno de los atracadores, te tiras debajo de una mesa gritando como un castrati en un harén. Tus gritos irritan al jefe de la banda que, para tu desgracia, el día anterior ha sido operado del oído y está aún convaleciente.


Ni siquiera te dice que te calles, eso solo pasa en las peliculas y esto es una historia ficticia no filmada. Sientes cómo algo duro atraviesa tu pecho. Es una bala, no va a ser una llave inglesa. Lo último que ves son los innumerables chicles que se agolpan bajo la mesa tomando la forma de un rostro que, burlón, se ríe de ti.


FIN


PD: eso te pasa por cobarde.